lunes, 14 de octubre de 2013

Lo bueno de ser un solitario desconocido es que se puede empezar de nuevo

Por Giuliana Catari*


En el marco de la V Feria Internacional  del libro Arequipa 2013, el escritor arequipeño, periodista y editor cultural de la Universidad  La Salle, Orlando Mazeyra presentó su libro de cuentos  Mi familia y otras miserias,bajo el sello de narrativa Tribal de Perú Tambo Editores.
Mazeyra, quien a sus 32 años es considerado como una de las promesas de la narrativa local, ha publicado Urgente: necesito un retazo de felicidad (2007) y La prosperidad reclusa (2010). Sin embargo, esta nueva producción narrativa, es la que rebasa la técnica y se proyecta  hacia una madurez y solidez literaria.
Los 32 cuentos que conforman el libro de Mazeyra, revelan la inquietud y posición del autor frente al nexo institucional más sistemático de la sociedad: la familia. Una mirada de soslayo que ya desde Mi primera máquina de escribir, no escatima en mostrar los extremos paternales y la decadencia de una ilusión fraternal. En Solosín, la locura del hijo aparentemente es una mejor opción frente a la realidad.
Los cuentos Es mejor hacerlo con agua mineral, Radiografía del alma y Culpables de tu locura sintetizan magistralmente el proceso de la escritura del autor.                                                                       
De otro lado Alguien se acuerda de ti, remite el juego de las supersticiones marcado por unos de los miembros de la familia -digo miembros y no integrantes- y donde la muerte no es signo de dolor sino de ironía y sarcasmo frente a la hipocresía de la verdad y el tabú.
Es así que cada personaje de los cuentos trasciende entre la desesperación y el olvido, cada elemento familiar parece reafirmar el vacío generado por la violencia, las adicciones y la soledad, así  como la presencia de un amor sutil alimenta los desvaríos de la miseria familiar.
Sin embargo, estas circunstancias no son gratuitas para la mordacidad de Mazeyra. El manejo del lenguaje con pulcritud y hasta muchas veces poético permite leer con intensidad y vehemencia cada historia. A diferencia de Ribeyro, para Mazeyra la desolación es un elemento de reconocimiento para la función de sus personajes y es  a través de ellos que el conflicto resulta ser un sórdido acompañante de la escritura.
No en vano, Orlando Mazeyra ha logrado una posición en el oficio de escribir con tenacidad y por qué no “valentía” y como dijera en uno de sus cuentos: “lo bueno de ser un solitario desconocido  es que se puede empezar de nuevo”.
* (Arequipa, 1987). Estudió Literatura y Lingüística en la Universidad Nacional de San Agustín de Arequipa. Ha publicado poemas en la Revista Dragostea Blanconegro serie Literatura no heterosexual (2005). Escribe en El Búho.

miércoles, 9 de octubre de 2013

Tu libro ha viajado en mi bolso...


Hola Orlando,
Tu libro ha viajado en mi bolso estos días, es imposible no terminar de leerlo después que una lo empieza, escribes y atrapas (lo compré, mientras conversábamos con tu amigo, frente a la casa de Artescénica,  ¿recuerdas?).
Me alegra mucho que tus personajes me hagan exorcizar algunas de mis frustraciones, que ellos hablen con esa naturalidad que hiere, brama y a veces llega a redimir, la marca familiar que pesa sobre el “destino”.  Me han gustado mucho especialmente: "Es mejor hacerlo con agua mineral", "Los libros malditos", "De cómo mi padre se fue al infierno", "Mi primera máquina de escribir", "Alguien se acuerda de ti", "Veneno congénito", "Me enseñaste a orinar". Y la cita que compartes de Borges.
Tu libro ha reactivado, también, en mí, un hábito que ya estaba perdiendo mucho: leer.
Muchas gracias. Y verdaderos éxitos para ti.
Doris Encalada