Por Álex Rivera de los Ríos
Mi familia y otras miserias (Tribal, 2013) es el tercer libro de relatos de Orlando Mazeyra Guillén, escritor arequipeño que en los últimos años ha cobrado una notoria importancia en los medios culturales del país. Su obra ha sido premiada en distintos certámenes literarios y ha recibido el halago de críticos y autores nacionales e internacionales. No es una sorpresa: ya desde La prosperidad reclusa (Cascahuesos, 2009), su segundo libro, se veía el germen de un escritor impulsivo y de raza que intentaba crear un mundo personal a través de la perfección del lenguaje.
En los cuentos que integran este libro hay un constante tema de fondo que se intuye ya desde su título: la familia. Los efectos que esta pueda ocasionar en el individuo son determinantes en su urdimbre. Aquí las relaciones filiales están malditas; si existen solo están para atormentar a los personajes, para hacer que estos se pregunten si la locura y la negación son mejor que la cordura de la rutina y lo socialmente establecido. El catedrático español José Luis Martín afirma: “… los personajes de Orlando Mazeyra Guillén se reconocen siempre en la locura y ese reconocimiento los empuja de vuelta al hogar, a batallar estérilmente contra una locura originaria, metafísica, y por tanto invencible.” En pocas palabras, el autor encuentra en la podredumbre, locura y escarnio su identidad y herramienta para describir el mundo.
En todo caso, los cuentos de este libro me han conmovido, irritado y emocionado (efectos indispensables de todo buen relato). El retrato del padre es descarnado y brutal, y estoy segurísimo que dejará un recuerdo imperecedero en los lectores, quienes sabrán reconocerse, como hice yo, en más de un personaje. Si bien hay unos cuantos que, ya sea por su débil esmero en el lenguaje, trama o construcción, el autor debió juzgar mejor antes de incluirlos en la colección, el libro en conjunto consigue una rotunda solidez. Recomiendo con emoción la inmediata lectura de “Mi primera máquina de escribir”, “Ropa tendida”, “De cómo mi padre se fue al infierno” y “Sueños sucios”, que son los cuentos que más efecto causaron en mí.
Orlando Mazeyra es un escritor capaz de conciliar literariamente a dos eternos y acérrimos enemigos como Hildebrandt y Fernando Ampuero, que no dudaron en halagar por todo lo alto su obra. Y es que un escritor que no tiene miedo de desollarse a sí mismo y mostrar sus entrañas y miserias, merece, más que aplausos vacíos, la pronta lectura de sus libros.
Fuente: Blog "El sol y la carne" de Álex Rivera de los Ríos
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